Por: Ivonne Andrea Sánchez Hernández
Sustentabilidad como un proceso que radica en sentir de nuevo nuestro entorno y traducir dichas emociones a una reflexión y acciones concretas que permitan promover una experiencia de vida que nuestros sentidos acepten.
De sentimientos, pensamientos, palabras y hechos
“Cuando uno no vive como piensa, acaba pensando cómo vive”.
Paso número 1: ¿Qué sentimos? Cuantas veces no hemos visto el río allí manchado, clavado, solitario, esa emoción de tristeza que nos embarga cuando el agua no es clara, cuando la tierra está árida o cuando la montaña está desnuda. Esa emoción profunda que nos sumerge cuando la naturaleza se hace ajena. Paso número uno… ¿qué sentimos?
Paso número 2: ¿Qué pensamos? Que llena nuestra mente cuando hay tristeza, cuando el corazón se recoge ante aquello que falta en la naturaleza. La reflexión, las ideas, los recuerdos o los anhelos. Sentarse en un rincón a imaginarse que la calle puede ser diferente, soñar que el agua es limpia, que la montaña es verde, que emerge, que imagen se dibuja… ¿qué pensamos?
Paso número 3: ¿Qué decimos? Esa noche de que hablamos en la cena, que decimos sobre el paseo matutino al lado de la quebrada, que frases le regalamos al atardecer, que oración construimos con la palabra árbol, agua, cielo, tierra, o vida. Allí, entre la novela, la película, la cerveza, la canción de moda, que hablamos sobre esa emoción, sobre la reflexión que hicimos en ese rincón… ¿Qué decimos?
Paso número 4: ¿Qué hacemos? Entre la carrera al bus, la entrega del informe, las noticias, el desayuno, la cena, pagar la cuenta, cobrar el cheque, gastar, ahorrar, que acción se dirige a aquel árbol, que hacen las manos o los pies para caminar o moldear la realidad y hacer de ella aquella imagen que soñamos, recrear aquel sentimiento que extrañamos cuando el agua no era clara, o la tierra árida… ¿qué hacemos?
La sustentabilidad no es solo de grandes actos, tecnologías o máquinas, no es de solo de los otros, del estado o de las empresas, ni del vecino, es de nuestra propia coherencia, de volver a sentir nuestra realidad, darle un tiempo a ese olor, a esa montaña, a la sombra del árbol, emocionarnos por lo que hay y entristecernos por lo que falta, convertir las emociones en sueños, fotos, cuentos, entonces contarlos, llorarlos, reírlos y hacer de los cuentos actos valerosos de uno, de cambios, esos pequeños que empiezan por lo que nos toca, por lo que somos, por lo que decimos, por lo que sentimos, reconstruirnos en las emociones de cruzar nuestras avenidas, al visitar nuestros parques a vivir con todos los sentidos la realidad de la que hacemos parte. Bajarnos del carro para caminar la inseguridad, la suciedad, la mendicidad no para ignorarla, pero para hacernos conscientes de que somos actores activos en ella, permitirnos enfrentarnos a nuestro ser pasivo, durmiente, temeroso y hacer un acto solitario, pequeño, pausado que se vuelva continuo, paciente, costumbre para derrocar esa melancolía, esa inconformidad y volverla la realidad que soñamos, uno a uno, poco a poco, todos los días, la sustentabilidad es una constante que suma sentirnos, soñarnos, hablarnos, hacernos, es el resultado de seres coherentes, volvernos de nuevo uno, para luego adicionarnos a los otros.
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