PENSAMIENTOS Y UN CAFÉ
POR: Ivonne Andrea Sánchez Hernández
AB ORIGEN FUNDACIÓN
2017 se ha denominado el año del turismo sostenible, como profesional del tema, pero principalmente como viajera enamorada de los rincones ocultos de este hermoso planeta, me veo motivada a compartir con ustedes una lluvia de pensamientos e ideas que aparecen y desaparecen en mis continuas reflexiones, así, y creyendo sano para mi mente expulsar todos estos pensamientos en este espacio en blanco que espero que al ser recibidas por ustedes puedan ser realimentadas, adoptadas, adaptadas, o tan solo leídas y si no les parece rechazadas.
MÁS QUE TURISTAS SEAMOS VIAJEROS.
El presente nos ha abierto la oportunidad de traspasar las fronteras, de volar cientos de millas, ver el amanecer cuando anochece en nuestro hogar, esa oportunidad de darle la vuelta al mundo nos convierte en viajeros, lo cual nos invita a salirnos del cajón de nuestra estructura mental donde se hallan las costumbres aprendidas desde la infancia, gustos apropiados y zona segura de lo que debe ser o no. Al pensar por fuera de ese cajón no me refiero a alejarnos de quienes somos o hemos aprendido a ser, sino reconocer la posibilidad de adoptar otras formas que no dañan nuestra esencia sino que la alimentan, ser viajero representa dejarnos moldear por la experiencia auténtica del destino que visitamos, más que llegar a lugares esperando encontrar o demandando satisfacer la vida con los mismos lujos de los que nos deseamos alejar.
Un buen viajero apoya a que los destinos se definan desde su realidad, sus costumbres, sus propios conceptos, y no homogeniza los lugares con solicitud de McDonald`s, coca colas, música clásica o moderna, porque acepta el folklore y la culinaria propia, en dicha experiencia el viajero invita a la calidad de esos servicios, pero no a globalizar el concepto de comodidad y servicios, lo cual amenaza hoy en día con la pérdida de autenticidad y diversidad de las comunidades que adoptan el turismo como propuesta económica de desarrollo. Un buen viajero acepta y experimenta lo diferente.
ABRAZAR LA DIVERSIDAD
Y lo anterior me lleva al concepto de diversidad, aquel atributo que alimenta el turismo, y que se vuelve en nuestra principal razón de emprender un viaje, la cual considero no es otra que perseguir todos esos mundos desconocidos. Actualmente el mundo, a pesar de lo que niegan algunos gobernantes, añora más que nunca ese concepto de lo diverso, lo diferente, considero que vivimos en una época en la que ya no perseguimos doctrinas unitarias, que lo querían explicar todo en blanco y negro, y la humanidad emerge en mil colores, formas, seres, la diversidad no solo ecosistémica o cultural, si no aquella que emana de cuando nos dejamos ser tal cual somos, y aunque compartamos una esencia humana, nos descubrimos en cientos de formas de pensar, de actuar, de vestir, de hablar, de acercarnos los unos a los otros, y esa diversidad es una factor de vital importancia para la sustentabilidad. La diversidad, como lo expresa Holling en su panarquia, es un factor que permite a los sistemas reinventarse; como viajeros experimentamos todas las formas de ser en los rincones que visitamos, más allá de definirlas en lo correcta o no, empezamos a entender y conocer que pueden existir muchas explicaciones, muchos caminos para un resultado, o muchos resultados del mismo camino, y de ese conocimiento nace un respeto, admiración y tolerancia a las diferentes formas de ser, al ser viajeros nos convertimos en seres humanos más aptos para el mundo que nos necesita.
LA SUSTENTABILIDAD NO AUMENTA EL PRECIO, AÑADE VALOR
Hasta ahora he expresado nuestra responsabilidad viajera de abrazar la diversidad y evitar homogenizar nuestras experiencias, lo cual nos reinventa como seres humanos más flexibles, abiertos y adaptables. Pero deseo agregar un último llamado a ese mundo que emerge con el nombre de sustentabilidad, aquel que une el desarrollo económico con el ambiental, cultural y social: la sustentabilidad lejos de ser una excusa de subir tarifas y crear productos de lujo, con un mayor precio para alcanzar un mercado cada vez más exigente, debe volverse un modelo de desarrollo incluyente.
Es bien conocido que el turismo sustentable se ha vuelto una obligación, especialmente en una época en la que cerca de 40 millones de seres humanos pueden desplazarse al mismo tiempo de un lugar a otro. Pero somos una población acercándose a los 9 mil millones que habitan, rodean y reciben cada vez más visitantes.
El turismo es desde mi punto de vista un gran modelo de educación para la sustentabilidad cuando es bien orientado a ofrecer una experiencia que valora, respeta y conserva su atractivo. Así, que además de crear productos o servicios desarrollados entre el turista-prestador, el turismo también debe diseñar un modelo multi-actoral y multi-temporal que conecte los beneficios recibidos por la oferta de sus productos y/o servicios con acciones que faciliten a comunidades con menos recursos a experimentar ese conocimiento y reconocer su entorno.
Tanto el viajero como todos los actores que se benefician de este mercado, estamos en la responsabilidad de retribuir a nuestro entorno la apropiación de las riquezas naturales, culturales e históricas, no hay mayor destino sostenible que aquel que es conocido, apreciado, valorado y conservado por su propia comunidad por el mero valor de existir y no solo por lo que retribuye económicamente.
EL TURISMO SUSTENTABLE, UN CAMINO A LA UNIDAD
Finalmente, espero haber compartido de forma clara con ustedes algunas de esas ideas que constantemente invaden mis sueños de construir en nuestra labor nuevas propuestas y visiones, que van más allá de la excusa del año del turismo sostenible, deseando aprovechar una época en la que parece que la esperanza de una humanidad unida debe fortalecerse, y considero que como viajeros estamos transfiriéndonos mutuamente, como huéspedes o anfitriones, esa gran esencia del ser humano, amarnos por sobre todas las cosas, derribando fronteras imaginarias y creando conexiones extraordinarias.
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